panoramica

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jueves, 6 de noviembre de 2014

NO TENGO VIDA SOCIAL... PROPIA.

Hola amig@s, como habéis podido apreciar los que me seguís llevaba un tiempo sin escribir nada nuevo y es que tras la vuelta al cole mi agenda se ha visto afectada notablemente, bueno mejor dicho, la mía no... la de mi hijo.

Si, no estoy loco... bueno algo si pero eso es ya bien sabido. Mi hijo tiene una vida social de lo más ajetreada, vamos que me río yo de la de cualquier presidente tipo Rajoy que últimamente debe estar de vacaciones porque no se le ve el pelo... igual es por la que está cayendo con tanto imputado. No me voy a desviar del tema que es hablar de esa "casta" y me enciendo.

El caso es que cuando eres padre de un/a niño/a de una edad que oscile entre los 4 y los 8 años (antes no tienen vida social y después son más selectivos), tienes prácticamente ocupados casi todos los fines de semana del año en celebraciones de cumpleaños infantiles. 

Ya está más de uno diciendo que soy un exagerado... pues no lo soy, es más... lo mismo hasta me quedo corto, y os digo por que.

Si nos basamos en que el año tiene entre 52 y 53 semanas, de ellas descontamos por orden cronológico las vacaciones de Semana Santa (11 días que abarcan 2 fines de semana), las de verano (2 meses y medio más menos unos 10 fines de semana), las de Navidad (20 días, otros 3 fines de semana), más las numerosas fiestas escolares no coincidentes con las fiestas que tenemos los padres en el trabajo y que siempre caen en viernes o lunes (descontamos otros 6 fines de semana más). 

Sumando todo esto nos da un total de 21 semanas aproximadamente que los niños están fuera del ambiente escolar, en estas fechas aunque un niño del cole cumpla los años NO se celebra y se pasa al siguiente fin de semana más cercano.

Con estos antecedentes y sabiendo que como están en la franja de edad no selectiva, toooodos los niños de la clase se auto-invitan unos a otros a sus respectivas celebraciones onomásticas, dando un resultado de 26 cumpleaños de los "amiguitos" de clase, en mi caso he de sumar los que no son de clase pero son del equipo de fútbol. Total que tirando por lo bajo me tengo que tragar más de 30 cumpleaños. 

Al principio es fácil, se va a un parque de bolas y solucionado, allí gritan, saltan, hacen cabriolas increíbles, se dan golpes más increíbles todavía, ellos se lo pasan genial y los padres lo pasamos... con un refresco porque no hay ni una triste cerveza que llevarse a la boca, y al salir con un analgésico para sobrellevar lo mejor posible en inevitable dolor de cabeza ante tanto griterío. Todos los parques de bolas tienen mejor acústica que la mejor sala de conciertos que conozcáis.

Siempre se ha dicho que lo poco agrada y lo mucho empalaga, pues a los niños también, de tanto ir a estos sitios llega el momento en que te dicen "jo es que eso es un rollo", y ahí empiezan ya los problemas. Tu que lo tenías fácil para celebrar el evento ahora te tienes que buscar la vida para encontrar algo diferente y que les guste, y no te digo nada si eres de los que el cumple lo tienes que celebrar a finales de año, a esas altura ya no quedan ideas para que se desfoguen. 

Ya he pasado por boleras, cines, piscinas de verano y de invierno, parques al aire libre, fincas en el campo... conozco más lugares de celebración de cumpleaños infantiles que discotecas en mis años de adolescencia.

A todo esto nuestros queridos "enanos" se lo pasan genial, y los padres pues... hacemos lo que podemos, capeamos el temporal, aguantamos el chaparrón y esperamos a que nos dejen la agenda libre para poder hacer otra vida social. 

Sinceramente creo que esto es contraproducente para la salud de los padres, tantas ataduras y tanta limitación nos llevan a situaciones que de otra manera no se darían. El día que te ves "libre" y ves a tus amigos te desatas, te crees que es un sueño y que te van a despertar y por si acaso si normalmente te tomas una cerveza, ese día bebes tres, si con un pincho de tortilla comerías, lo arreglas poniendote morado que hasta te tienes que desabrochar el pantalón. Al final cometes unos excesos que te llevan a pasar el domingo con un mal cuerpo increíble y al final terminas diciendo... uy que bien el fin de semana que viene tenemos otro cumpleaños.

Salu2.